miércoles, 30 de julio de 2014

Palestina no es un país ni un Estado sino un conjunto de territorios ocupados



1) Palestina no es un país ni un Estado sino un conjunto de territorios ocupados y sometidos a la voluntad de Israel que controla las fronteras, los mares, el espacio aéreo, el comercio, el traslado y la movilidad de las personas. Por tanto, no hay guerra sino invasión de castigo  que se parece a una razzia de represalia, según convenga a intereses publicitarios o electoralistas unas veces, otras a motivaciones racistas y xenófobas, otras a intereses geopolíticos; y en la mayoría de los casos, a una combinada acumulación de todos estos factores.
2) Las diferencias entre los medios armados de cada bando son abismales. No hay paridad ni reciprocidad. Como no existe guerra sino represalias, el gobierno israelí apoyado por la inmensa mayoría de su población, ejecuta atrocidades de lesa humanidad:
 - por cada muerto israelí o judío responde con 50 o 100 muertos palestinos (al igual que llevaban a cabo los nazis en contra de la población civil de los países ocupados);
 - no les (al gobierno y a la población judía) importa los derechos humanos, ni la paz regional ni la concordia entre los pueblos;
 - Gaza y Cisjordania son guetos, o callejones sin salida y sin futuro económico: no hay mercado interior ni relaciones soberanas, no pueden coexistir políticas duraderas de infraestructuras ni de planificación porque son impedidas por la fuerza bruta que regularmente ejerce el estado hebreo, destruyendo, una veces, el capital físico, y, asimismo, el capital humano está cercenado porque el desarrollo industrial no está permitido sino la economía informal. Los recursos hídricos los absorbe Israel, al igual que las mejores tierras de cultivo. Para rematar, puede cerrar el grifo turístico y la actividad comercial simplemente con impedir la circulación de los visitantes.
 - la política criminal del espacio vital se perpetra en Cisjordania a través de las colonias; poco a poco se roba el suelo a sus originarios habitantes, luego vienen la vías rodadas, los espacios verdes, por último todo el territorio es anexionado al invasor. En un mundo globalizado, Israel, continúa la vieja táctica hitleriana de desplazar al vecino, de arrinconarlo hasta expulsarlo definitivamente por la fuerza bruta y por la inanición.

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